sábado, 30 de junio de 2012

El Sentido de la Vida (y II)

66 vacas y media; 133 cuernos. Un señor rebaño.

He pasado la mitad de mi vida y un poco más (bien "despachao", como se dice en mi tierra) jugando a rol. Aún recuerdo cuando con mi recién adquirido grupo de amigos, me pasé jugando todos los días de mis vacaciones de verano jugando a rol. Aproximadamente 78 partidas en todo el verano. Raro era el día que no quedara para jugar, gracias a un master que tenía una imaginación y recursos más que holgados para dar a ese grupo de jugadores su ración de leña. En definitiva, un flipe (¡guauuuu!).

Primigenios, caballeros del Grial, hombres de Numenor, Gloriosos Esclarecedores del Complejo Alfa, Magos de las Casas de Hermes, Vampiros "tó" chulescos, Hombres Lobos sacados de la reserva de Greenpeace, Paladines, Jedis fracasados y otro largo etcétera iban desfilando día tras día casi sin descanso.

Y entonces, un buen día, llegó lo que todo jugador de rol debe enfrentar casi inevitablemente: ponerse detrás de la pantalla. Me fotocopié el que siempre ha sido mi juego favorito: La Llamada de Cthulhu. La versión de Chaosium, un clásico. Como no tenía un duro, me la fotocopié; toda la tarde pegado a la fotocopiadora como un "pringao", con un tocho super tremendo y una encuadernación de pena.

Sin mucha idea de lo que era un Lovecraft me hice una partida que podríamos describir con una frase, que me soltó un amigo:

- Te ha faltado sacar a la Enterprise para hacer el pleno, tío.

Joder, en serio no sabía como no se me había ocurrido hacer algo así.

Aunque con el tiempo mejoré (o eso creo) y mis jugadores empeoraron. Llegó el Equipo de Demoliciones de Faerûn y otra serie de personajes predegenerados (de los que ya hablaré).

"66 Vacas" es el nombre de una partida que hice basado en otro juego marginal, de esos que me gustan a mi: Sláine. Sin embargo, por alguna conjunción astral, no se por qué le dije a mis jugadores que íbamos a jugar a una partida llamada "66 Vacas y Media" por lo que, y a pesar de mis explicaciones, los jugadores se pasaron buscando esa media vaca durante horas de partida, preguntando dónde la escondía so pena de "fabricarse" ellos mismos esa media vaca no sin cierto sentimiento de defraudación. Bastante divertido; ¿retorcido?, también; ¿enfermizo?, claro que sí.

66 Vacas y Media es buscar la diversión si no te lo da alguien. Es también llevarte una decepción, cuando esa media vaca no aparece. Las 66 vacas es lo que esperas de esta vida mientras que esa media vaca es ese pequeño detalle que hace que se salga de lo normal y que cuesta trabajo que aparezca y que te tienes que "fabricar" tú mismo si no aparece. Esa media vaca es, en definitiva, lo que convierte una vida monótona en una aventura.

A la próxima no será tan profundo, lo prometo. He dicho.

2 comentarios:

  1. Jo, cuantos buenos recuerdos.Los inicios roleros, las primeras partidas, el coger el autobus para comprarse el manual para el que llevabas 2 meses ahorrando, el que aparezca un tío del pueblo al que no conocías y te abra los ojos, que al poco tiempo aparezca otro tío nuevo de la otra punta del país y te los abra aún más...

    El no sentirse solo, la familia fuera de la familia, gente que te entienda las referencias y los chistes, amigos que no te ven como un rarito.

    Uno solo puede sentirse agradecido por los buenos viejos tiempos...y esperar que los años venideros sean aún mejores!!

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    1. Ni que lo digas, ¡Salve oh Mikelo, por unos cuantas décadas de frikismo más!

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